Aliados y rivales coinciden en que Yuri Drozdov fue un gran maestro y jefe de los mejores superespías de la KGB. El Servicio de Espionaje Exterior de Rusia, SVR, ha divulgado una nota de prensa en la que le califican como «un auténtico oficial ruso y un sabio comandante”.
Protagonista en la sombra de algunos de los conflictos más importantes del siglo XX, el escritor Frederick Forsyth lo convirtió en personaje de su novela ‘El manifiesto negro’. Pocas personas podían contar que celebraron la victoria sobre los nazis en la propia ciudad de Berlín, derrocaron a un presidente afgano y canjearon un agente propio por otro de EEUU en un puente cubierto por la niebla. Además, Drozdov moldeó el servicio de espionaje soviético, un disimulado ejército que ha cautivado a millones de espectadores gracias a la serie ‘The Americans’. Fue responsable de los llamados espías ilegales que integraban el llamado Directorio S del KGB, formado por agentes que se hacían pasar por locales o inmigrantes, seres grises que llevaban una vida normal. Nadie sabía que eran soviéticos y no podían hablar en ruso entre ellos ni siquiera dentro de sus casas. Su formación requería entre cinco y siete años de trabajo.
Drozdov nació en 1925 en Minsk (Bielorrusia), hijo de un oficial del ejército zarista que se pasó al lado de los bolcheviques. Luchó en la Segunda Guerra Mundial y participó en la toma de Berlín. El KGB lo pescó para sus filas en el Instituto Militar de Lenguas Extranjeras, de donde procedían muchos espías. Igual que en el caso del actual presidente ruso, Vladimir Putin, el primer destino de Drozdov fue Alemania Oriental. Allí sirvió de enlace entre Moscú y la Stasi, la policía de Alemania Oriental. Una de sus misiones más famosas fue el intercambio del oficial de inteligencia soviética Rudolf Abel por el piloto estadounidense de aviones espía Francis Gary Powers. La historia inspiró hace un par de años la película ‘El puente de los espías’ de Steven Spielberg.
En 1979 fue ascendido al directorio de la KGB en 1979. Ese año las fuerzas especiales de la URSS atacaron el palacio Tajbeg, residencia del presidente afgano Jafizulá Amín, al que Moscó veía como un líder con lazos con la CIA. Drozdov estuvo detrás de la operación, con el líder soviético Yuri Andropov despachando con él de manera constante por teléfono. Alentado por el éxito de esa operación, Andropov le pidió que crease un grupo de élite. Así en 1981 nació el grupo Vympel, especializado en operaciones en el exterior, formado por operativos capaces de penetrar en territorio enemigo, realizar acciones encubiertas y completar la labor de las células de espionaje en caso de guerra. Este cuerpo actuó en Rusia también, sobre todo en Chechenia durante al época del presidente Boris Yeltsin.
Drozdov estuvo como agente del KGB en China entre 1964 y 1968 haciéndose pasar por diplomático. Lo mismo hizo en Nueva York como jefe de la red de espionaje: su coartada era su labor en la oficina de representación soviética en la Organización de Naciones Unidas. Participó en numerosas operaciones especiales pero -como les sucede a los mandos de los servicios de inteligencia- la mayor parte de sus logros -y de sus fracasos- son secretos. Con la disolución de la Unión Soviética, renunció al directorio de la KGB y abandonó el servicio público con el cargo de mayor general. Después creó una consultora que ofrecía servicios de seguridad y logística a los empresarios extranjeros.
Yuri Ivanovich Drozdov. 19 de septiembre de 1925, Minsk (actual Bielorrusia) – 21 de junio de 2017, Moscú
Versión del texto publicado en la versión de papel de EL MUNDO el domingo 23 de julio de 2017