Yoann Barbereau era un relevante funcionario al frente de la delegación de la potente institución cultural Alianza Francesa en Irkutsk (Siberia). Las comodidades de expat de primera clase acabaron cuando fue detenido por la Policía rusa en febrero de 2015 «por un delito que no había cometido». A partir de ese momento, en Rusia le tocó ser preso, loco, desaparecido, «habitante fantasma» de una embajada y, por último, fugitivo en busca de la libertad.
En su libro En la prisión de Siberia, que se acaba de publicar en español de la mano de Ático de los Libros, cuenta cómo el FSB, heredero del KGB, creó un conjunto de pruebas falsas de que había abusado de su hija.
Intentaron que confesase.
Su libro se puede comprar aquí.
