Las rutinas adquiridas que nos van conquistando poco a poco. La rusificación sucede lejos del espejo.
Espero que un poco sí, qué clase de inmigrante sería de lo contrario. No hace falta buscar ‘el alma rusa’, como he escuchado a algún bohemio pedante, ni tampoco se necesita follar demasiado, como cuenta Xavi Colas, basta con ser un poco permeable para desarrollar empatía y hasta cierto sentido de pertenencia hacia el país que te acoge. Éste, en concreto, uno de fuerte personalidad y población sufrida pero orgullosa. Rusificarse no significa estar a favor o en contra de Putin, porque los políticos de turno no definen un país, aunque a algunos les encante pensarlo. No, Vladimir Vladimirovich estará bajo tierra y los rusos seguirán teniendo más en común con los ucranianos que con los chinos, seguirán echando smetana/nata a la sopa o celebrando la concesión de un visado como un gol de su equipo de fútbol.
A esa rusificación me refiero, del tipo de nuevas rutinas adquiridas…
Ver la entrada original 184 palabras más