Una mañana de 1907, en la ajetreada plaza principal de Tiflis, la actual capital de la República de Georgia, 30 bandoleros disimulaban con el arma oculta. Esperaban a que el coche de posta pasase por delante de ellos en su ruta hacia el Banco Nacional. Rusia era un país con un zar que gobernaba desde tan lejos que casi parecía el Más Allá, la extensión de sus tierras ya era inabarcable y sus desigualdades sociales enormes. Un terreno abonado para los bandidos y ladrones que inventarían la mafia rusa moderna. Aquel día de junio, el pasado y el presente se tocaron. Porque el hombre que había organizado milimétricamente a esos embozados, que quitaban el seguro a su pistola mauser al ver acercarse por el bulevar Golovinski los carros protegidos por cosacos, era el joven pendenciero Josif Djugashvili. Pasaría a la historia como Josif Stalin. Toda su vida echaría de menos aquellas correrías de ‘kazaki i razboyniki’, cosacos y bandoleros, lo más parecido a nuestras historias de ‘polis’ y ladrones.
Stalin fue el primer ladrón en crear una policía en Rusia. La mafia llega hasta nuestros días en forma de operaciones inmobiliarias, casinos y yates. Tienen su origen en la Rusia zarista, cuando amplias zonas deshabitadas servían de escondrijo a bandidos y ladrones.
Así arranca el repor que he hecho para la revista LA AVENTURA DE LA HISTORIA sobre la mafia rusa, integrado en un dossier sobre este fenómeno criminal que recorre Italia, EEUU, Japón…
La revista se puede obtener aquí.
Escribir estas 2.800 palabras ha sido muy divertido y me ha dado la oportunidad de conocer a expertos en mafia rusa como Alejandro Riera, cuyo libro La organizatsja: Mafia rusa, mafia roja os recomiendo.
Por cierto que la revista incluye una entrevista de Clara Felis a la escritora Mónica Zgustova, autora de ‘Las rosas de Stalin’.
Un comentario en “La mafia rusa: de Stalin a los yates y siempre con tatuajes”